Para ponerse colorado es un especculo de narraciones eróticas basado en textos
literarios, que Marta Lorente presenta los sábados en Finis Terra.

- ¿Cómo seleccionaste el material?
- Al principio descarté cosas que me parecían demasiado fuertes pero a la larga fui cambiando de opinn. Puse fragmentos de Arráncame la vida, de Angeles Mastretta; Afrodita, de Isabel Allende; Los cuadernos de don Rigoberto, de Vargas Llosa; No es bueno que el hombre esté solo, de Elena Marengo; El coro más osado del oeste, de Susana Sivestre y, entre otros, pasajes del Kamasutra. Pero también busqué dentro de mi propio erotismo. Es la primera vez que tengo tanto tiempo un especculo en cartel; creo que tiene que ver con lo que me costó domarlo.

- ¿Cuáles fueron las dificultades?
- La temática es espinosa. Es un especculo que empecé a disfrutar después de un tiempo, porque tal vez desde mi propio rollo no tenía claro qué iba a pasar conmigo y con el público. Tenía que hacer mías las palabras del texto, porque al decirlas pasan a representarme. Hay gran diferencia entre la lectura y la narracn oral.

- ¿Hay alguna razón por la que la mayoría son de autores latinoamericanos?
- Porque me identifico más con ellos que con un autor inglés. Todo en esos autores es mucho más sensual.

- ¿Cómo reacciona el público?
- De diferentes maneras: están los que no quieren ninguna complicidad y rehúyen la mirada, los que tienen ataques de tos compulsivos, y hasta los que se levantan molestos y se van. Pero la mayoría comparte, descubre, aplaude.

- ¿Qué tipo de público viene?
- Hay muchas parejas, también vienen hombres solos y —algo que no pasaba con otros especculos de narracn oral— también viene gente joven.

- ¿Cuál es, a tu criterio, la diferencia entre erotismo y pornografía?
- La pornografía es mucho más expcita y más descarnada mientras que el erotismo tiene que ver con sensaciones, imágenes, fantasías, metáforas. Y además en este especculo yo no me convierto ni pretendo ser un personaje erótico. No soy yo el objeto del deseo. Por eso deseché vestimentas que lo sugirieran. El desafío es la palabra.

- ¿Cómo decidiste ser narradora?
- Un poco por casualidad. Yo venía de estudiar Letras y me gustaba el teatro. Un día vi un aviso de un taller de cuenta-cuentos. Por curiosidad participé y me encantó el desafío de la narracn, que debe recrear un clima, encontrar un tono.

- ¿En qué ámbitos desarrollás tu actividad?
- En pubs, teatros, cafés. También lo hago en un hospital psiquiátrico, donde donde coordino un taller literario y de teatro y relato cuentos a los pacientes.

- ¿Con qué objetivo?
- El cuento sirve como disparador de lo que se va a trabajar, tanto en teatro como en lo literario, y también para abrir puertas desde un lugar diferente al del terapeuta. Es como mostrar un aspecto de la vida y que cada uno lo interprete desde y hasta donde pueda. Eso ayuda al paciente.

- ¿Hay una eleccn predeterminada de acuerdo a cada enfermo?
- Depende de la patología, si estoy trabajando con adictos busco cosas cortas, porque tienen poca capacidad de atencn. En los grupos con más psicosis o depresión me cuido de ciertas temáticas sombrías.

- ¿Qué recogés de esa experiencia?
- Hay una valoracn muy grande de ese momento en que yo le cuento las historias. Ellos lo sienten como algo personalizado y lo valoran. Por otra parte, es gente que tiene dificultades para concentrarse en la lectura, y lo agradece.

- ¿Creés que el erotismo también cumple una funcn?
- Creo que el erotismo es sano. Es parte de la vida. No querría sobredimensionarlo, pero es tan bueno como sentarse a comer una buena comida o leer un buen libro.

- ¿Existe una relacn de salud entre tu trabajo en el hospital y en el escenario?
- Un día, cuando narraba un pasaje del Kamasutra que dice: "La mujer es como como la albahaca, que sólo rinde su fragancia cuando se la frota con las manos", una jovencita del público interrumpió diciendo: "Voy a tener que traer a mi novio para que aprenda". Yo creía estar haciendo un espectaculo erótico pero parece que también puede llegar a ser didáctico.

Clarín Espectaculos
Viernes 10 de agosto de 2001

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